martes, 29 de noviembre de 2016

Cómo liarla parda 3 veces haciendo tortias en una mañana y una receta que no falla.

Preparar tortitas para el desayuno con los enanos es de las inversiones con mejor ROI para un sábado cualquiera por la mañana. Lo montas en dos patadas, nos entretenemos todos y salen siempre buenas.

Preparar tortitas para 15 adultos y 13 niños un domingo en una casa rural, es otra cosa.

Ingrediente principal e indispensable para liarla parda, una buena dosis de desorganización. Básico, arrancar la mañana sin saber cuánta gente se apunta. De ahí en adelante, todo sale solo.

Una pequeña puntualización, llevo unos 12 años haciendo la misma receta de tortias. Hace tiempo que decidí dejar de pesar ingredientes y hacerlo todo a ojo, las proporciones dependen del número de huevos, menos la harina que voy poniendo al final a ojo hasta llegar a la consistencia que me gusta a mi. Vale, es repostería y hay que pesarlo siempre todo, pero al final le coges el punto (más o menos) y salen razonablemente bien.

Sabiendo esto, volvemos a la casa rural. El plan original era algo así como, hacer masa para unos cuantos, calentar la plancha, sacar tortitas a cascoporro y listo. Del plan a la ejecución hubo un algún desliz que otro sin importancia.

Error #1 - el orden de los factores sí afecta al resultado.

9h45 más o menos. Primera tanda. Poco ambiente en la cocina. Parece que con montar masa con un huevo va a ser más que suficiente.

Bato el huevo, con un poco de azúcar, le dejo a la enana que añada un poco de vainilla y... "¡pero dónde vas!". Le ha echado la mitad del botecito. Bueno sabrán un poco demás, pero no es un problemón.

Pongo la harina con un poco de levadura en el tamizador. Lleno medio vaso de leche y le empiezo a añadir la harina al huevo... "¡sin haber puesto la leche previamente!" Cuando me quiero dar cuenta tengo un mazacote de huevo con harina la mar de majo.

Al incorporar la leche consigo deshacer el entuerto, más o menos. El verdadero problema es que hay demasiada harina y aunque rebaje con leche las proporciones ya me las he cargado y se termina notando un poco de más.

Mientras yo la liaba parda van apareciendo enanos varios y al final se comen todas las tortias. Parece que no protestan demasiado, así que ni tan mal. Pero a mi me dejan sin desayuno y se han apuntado otro par de papás.

Error #2 - la levadura, con la harina, no con los huevos.

10h15 supongo. Segunda tanda. Esto se está animando. Esta vez voy a hacer masa usando dos huevos.

Arranco sólo, sin ayuda infantil, pero de cháchara con un amigo. La cagada llega rápido. Bato los huevos, junto el azúcar y no sé de qué estábamos hablando, pero en lugar de poner la levadura en la harina ¡la añado a los huevos!

Suerte que me doy cuenta y pongo también levadura con la harina. Aparentemente soluciona el asunto bastante bien, esta tanda sale buena y se me sigue apuntando gente.

Error #3 - sin leche y sin levadura la cosa se complica.

10h45 como mucho. Tercera tanda. Morimos de éxito. Se ha ido corriendo la voz y hay que ponerse con las últimas tortias. Las últimas básicamente porque sólo quedan 2 huevos. Pero principalmente porque casi hemos acabado la leche.

Bueno, eso pensaba yo, que la leche iba a ser el problema, hasta que me doy cuenta de que con la gracia de añadir la levadura a los huevos me he gastado casi todo el sobre de levadura y queda una miajilla na más.

Como tampoco vamos a dejar a los amigos con las ganas y aún había un poco de harina+levadura que había sobrado (recordad, voy a bulto con la harina y mezclé de más en la tanda anterior), arranco la tercera tanda. 

No sé cómo, pero al final salieron decentillamente bien. Como muestra, la última se la preparamos al que pidió "una grande":


Para quien quiera asegurar el resultado, aunque es mucho más aburrido que lanzarse a tumba abierta, aquí os dejo la receta original. No apunté de que site la cogí, así que no puedo dejaros el enlace al artista original, hay un montón de urls con la misma receta que yo tengo impresa.

Ingredientes para unas 14 tortitas:

200 gr. de harina.
1/2 cucharadita de las de café de sal.
3 cucharaditas de levadura en polvo.
1 cucharada sopera de azúcar.
1 cucharada sopera de aceite.
2 huevos.
1 vaso de leche fría.

Preparación:

En un plato, mezclar la harina con la sal y la levadura. En un bol, batir un poco los dos huevos y añadirle el aceite y la leche.

Agregar la mezcla de harina, levadura y sal y batirlo rápido. Poner una cucharada de masa sobre sartén antiadherente untada con mantequilla (yo uso la plancha y listo, a pelo, sin grasas). Cuando empiecen a salir burbujas, le damos la vuelta con una espátula, y la dejamos otro poco.

Deben quedar doradas. Servir enseguida, es decir, calientes. Se sirven con nata, caramelo, chocolate fundido (a mi como más me gustan es con sirope de arce, pero les va bien todo).

Pues ale, a comprar un poco de levadura, que el resto de ingredientes están seguro en cualquier casa y uno de estos días fríos y lluviosos tenéis tema. Como merienda también están fabulosas.

Por cierto, a los que tenéis enanos chiquitines. Hacer una tortita de Mickey es lo más fácil que existe y les encanta. Pones la masa en forma de círculo en la sartén y simplemente añades un poquito de masa en un punto del borde para formar una oreja, añades otro poquito en el sitio lógico para poner la segunda oreja y listo. Mickey listo y enanos comiendo de tu mano.

Ya me contaréis que tal. 

lunes, 11 de agosto de 2014

Cómo preparar una cena perfecta

Claramente, disfrutando de todas y cada una de las tareas. Centrándote en lo que estás haciendo en cada momento, pensando en los tuyos. En lo que vais a disfrutar probando el resultado de tu pequeño esfuerzo. Al final esto del Mindfulness que está tan de moda tiene su sentido.

Esta semana lo he disfrutado todo, desde la elección de las recetas hasta terminar dejando la cocina ordenada.

Incluido por supuesto, ir a la compra. Carrefour fue el único hiper que tenía todo lo que necesitaba, así que me acerqué tranquilamente el martes. Compré, todo, incluida harina de centeno para un pan que no me dió tiempo a preparar.

El miércoles me puse manos a la obra nada más llegar a casa. Con el disco completo del Boss de The River y una copa bien fresquita de Marina Espumante. Poco a poco fui preparando toda la mise en place. Como cambia todo cuando haces las cosas con calma.

Ir probando los ingredientes según vas avanzando la elaboración, otra copita de vino, una delicia. Hasta me dio tiempo a pegar unos saltos en alguna que otra canción. Me llevan molestando un poco las rodillas desde entonces. No había yo previsto que tuviese que estirar después de cocinar.

Cuando subieron las chicas de la piscina sólo quedaba emplatar. Tenía tantas ganas de sentarme a cenar que se me olvidó poner música, así que por esta vez disfrutamos sólo de la comida. La mejor por el momento. La ensalada de berros estaba tremenda, la salsa con la miel, mostaza y aguacate, un éxito.


El segundo, perca al limón, no podía ser una receta más sencilla, mantequilla, ajo, limón y un poco de albahaca. Probadla, tiene un toque fantástico y no lleva más de 5 miutos. Yo ya he repetido, para no tirar la albahaca, con rodaballo está igual de buena.


Conclusión, esta semana incluimos 10 ingredientes nuevos y ya van 52. A diferencia de otras veces no me costó demasiado, el truco de la ensalada es un salvavidas. A ver cómo organizo estas semanas de vacaciones, salirse de la rutina no va a ser bueno para el reto.


Desde que he empezado hoy a escribir no dejo de pensar en las comidas de mi abuela. La recuerdo siempre igual, toda mi vida, cualquier día de verano, o en navidades con 25 a comer. Levantándose al alba, poniéndose manos a la obra y cuando nos levantábamos los demás ya tenía la comida hecha. ¡Cómo olía siempre la cocina!

Ahora ya a sus 88 años ha bajado el ritmo, pero aún se te caen las lágrimas con el cordero, los macarrones, las albóndigas... y la tía no falla nunca. La ilusión, el cariño y el amor que transmite en cada plato son fantásticos. Mi afición a los fogones se la debo a ella, por esa pasión que ella le ponía en hacerlo y la que ponía yo en comérmelo.

Muchas gracias abuela.

domingo, 3 de agosto de 2014

3 consejos para cocinar bajo presión

Me río yo de MasterChef. Miércoles, aterrizo en casa a las 20.15h. Recibimiento. "Tengo hambre, voy a ir picando algo que no aguanto". Horror. No podía ser de otra forma, era la primera semana que no había preparado las recetas el martes.

No es la primera vez que cocino con prisas. Pero la idea del reto es disfrutar de toda la experiencia. Escoger las recetas tomando una cervecita. Ir a la compra tranquilamente a escoger los mejores ingredientes. Cocinar, si es posible con Paz, escuchando una música agradable. Y por supuesto, cenar como unos señores. Hacer de la cena de los miércoles un día especial.

Total, que con la calma que me caracteriza cogí los bártulos y puse el cronometro a tope, sin saltarnos ningún paso, eso sí. "¿Paz, quieres venir a cocinar con papá?", "¡NO!". Vaya, pues hoy casi mejor, pensé. Algo de música rapidito. Encontré a Zaz, que me acompañó cordialmente durante todo el sprint. La verdad que le hice poco caso.

Y manos a la obra. ¿Cómo no morir en el intento? Mis sencillos consejos:

  1. Preparación. Leer con calma las recetas. Entender todos los pasos. Programar lo que se puede hacer a la vez de más de una receta.
  2. Organización. Sacar todos los ingredientes y trastos que vayas a necesitar para tenerlos a mano.
  3. Tranquilidad. Empezar la primera tarea, hacerla, recoger convenientemente. Siguiente tarea.

Más o menos todo bajo control. La cocina quedó un poco más desordenada de lo normal. Y sobretodo, el maldito rape no había forma de que se hiciese.

Para esta semana tocó, ensalda japonesa de algas y pepino y de segundo rape con judías verdes.



Al final cenamos, a trompicones, escuchando El barbero de Sevilla y con Paz diciendo todo el rato "Se ha acabado la música". Lo de la música sin más, sin nadie cantando, no lo ve.

Para la ensalada tuvimos que cambiar el wakame por "lechuga de mar". El resultado, mejor que la foto. Costó enfriarlo todo antes de que desfalleciese la familia, pero con mucho agua con hielo llegamos a tiempo.

Con el pescado, de no ser porque las colas de rape había que haberlas metido al horno 7/8 minutitos hubiese sido todo un éxito. Las judías verdes estaban riquísimas con el toquecito de limón. Y los puerros con el perejil y la ralladura, muy refrescantes.

Los números, que es lo mío. 9 ingredientes más y ya llevo 42. Esto se complica y sólo van 3 semanas. Hay que meter unos 10 ingredientes cada semana para llegar y me las he visto canutas. Ya ando tirando de algas...


Estoy empezando a "tocar" a mis amistades extranjeras. Buscando sus mejores recetas con ingredientes "raros" que pueden conseguir aquí en Madrid. Pero cualquier sugerencia que dejéis en los comentarios será bienvenida y ejecutada convenientemente.

Hasta la próxima semana.


jueves, 24 de julio de 2014

Una de humus y una de sardinas en escabeche


Segunda semana y ya he roto la promesa de hacer recetas sencillas. Las sardinas en escabeche se me fueron de las manos. Es lo que tiene decidir en función de las fotos que salen en Google. Limpiar las sardinitas tiene su miga, súmale hacer el pan de especias y la escalibada y tienes una horita y pico de curro.

El otro plato, humus, mucho más sencillo. Triturar los garbanzos con cuatro cosas en la Thermomix y listo.

Para amenizar el proceso, cervecita y buena música de fondo. Encantado con Quanticand his Combo Bárbaro, lo encontré en una lista de Spotify de “cocinar”. Muy variado, con letras en español, en inglés y canciones instrumentales.

Sólo me faltó Paz que no quiso venir a cocinar conmigo. Siempre la lía de alguna forma, pero eso sí, no te aburres ni una miaja. Si no se come algo crudo te tira una cucharada de harina por el suelo o se embadurna con lo que dejes encima de la tabla. Todo lo quiere tocar.

Ayer probamos el resultado final. El humus muy rico, fresquito y suave. Las sardinas, curiosas, una mezcla muy agradable y eso que se me quedó la escalibada “aldente”. El pan de especias, fantástico, lo mejor de largo. La miel y la leche infusionada una mezcla bárbara. 



Lo de mezclar garbanzos con sardinas es lo que quedó más raro, pero era práctico, como las cenas de diario. Escuchamos a John Legend de fondo y Paz se comió todo del tirón, inaudito últimamente.


El reto en números: 18 ingredientes nuevos y ya estoy en 33. Me monté una tablita el finde para ir haciendo el seguimiento. Cada semana se va a ir haciendo más complicado encontrar recetas que aporten muchos ingredientes nuevos… 


Asustaico me quedé al ver que sólo tengo 316 ingredientes diferentes entre los que escoger. Pero bueno, no hay escusas, en diciembre llegamos a los 250, habrá que tirar de menestras y macedonias. Y si hace falta nos pasaremos por las tiendas orientales del centro de Madrid y entre algas y algún bicho raro solucionamos el asunto.

Por supuesto, se acepan sugerencias para la próxima semana.

domingo, 20 de julio de 2014

Contando ingredientes

Hace unos cuantos meses nos contaban en una charla la importancia de comer variado. No es algo nuevo para mi, mi padre nos machacó desde pequeños que siempre había que probarlo todo y triunfó, yo me como lo que me echen. Pero una cosa es comer de todo y otra es comprar de todo y cocinar variado.

Es muy complicado organizar los menús para casa y no repetirse constantemente. Cuando yo me encargaba en casa de hacer la lista de la compra (aunque no fue mucho tiempo) siempre me costó muchísimo encontrar recetas diferentes. Al final acabas haciendo siempre lo mismo o al menos cocinando con los mismos ingredientes.

Ahora es mi mujer la que se encarga de la compra y de decidir los menús. Pero la semana pasada decidí intentar meter la mayor cantidad de ingredientes posible, sólo, en la cena de los miércoles. Organizar todas las comidas de la semana y generar menus variados iba a ser demasiado complicado. Un día a la semana tiene que ser manejable.

Objetivo para lo que queda de este año 2014. Llegar a 250 ingredientes distintos, 10 nuevos por semana. Esto no va de hacer recetas supercomplicadas, va de incluir en nuestra dieta semanal, en un día entre semana, la mayor variedad posible de ingredientes. Y si van siendo de temporada, mejor, más baratos y ricos.

En este blog iré colgando las recetillas y experiencias que vayamos viviendo para elaborarlas.

Empiezo por las de esta semana. El miércoles 16 de julio cenamos gazpacho de sandía y ensaladilla rusa. Dos recetas sencillas y frescas, que para el calor que estaba haciendo en Madrid supieron a gloria. En total, con los paraguayos que nos tomamos de postre, 15 ingredientes. Un buen punto de partida.



El gazpacho quedó más o menos aparente, lo de la ensaladilla es otro cantar. Nos quedamos sin mayonesa para decorar y los pimientos morrones ni los compramos y para colmo me tocó cenarme los restos de pescado de la enana... Visualmente un desastre, pero estaba bastante buena y la escasez de mayonesa bajó unas cuantas calorías al plato.

Para la semana que viene, algo con garbanzos y unas sardinas, que están en temporada.